Los neurotransmisores y su relación con los trastornos mentales

El papel del glutamato, el equilibrio excitación-inhibición y su relación con depresión, ansiedad, autismo y esquizofrenia.
Los neurotransmisores y su relación con los trastornos mentales

Resumen ejecutivo: Los neurotransmisores son los mensajeros químicos que permiten la comunicación entre neuronas a través de la sinapsis. En psicología y neurociencia, comprender cómo se regulan —en especial el glutamato y el GABA— es clave para explicar síntomas y tratamientos en psicopatología (depresión, ansiedad, trastorno bipolar, autismo, esquizofrenia). Evidencias recientes refuerzan una idea central: cuando se rompe el equilibrio excitación–inhibición (E/I), emergen conductas y estados emocionales desadaptativos. Este artículo sintetiza la investigación clásica y actual —incluido un estudio del CSIC en Cell Reports— y la integra con hallazgos de 2022–2025 para ofrecer una explicación clara, práctica y actualizada.

¿Eres parte de nuestra comunidad? Si te interesa la psicología basada en evidencia y la neurociencia aplicada, te invitamos a seguirnos en nuestra fanpage de Facebook: facebook.com/estudiandopsicologia.info. Compartimos resúmenes, infografías y debates semanales.

¿Qué son los neurotransmisores y por qué importan en psicología?

En términos simples, los neurotransmisores son sustancias químicas que las neuronas liberan en la hendidura sináptica para activar o silenciar a otras neuronas. El proceso ocurre en milisegundos y se ajusta con una precisión extraordinaria. Dos “protagonistas” gobiernan el tono general de la actividad cerebral:

  • Glutamato: principal neurotransmisor excitatorio. Funciona como el “acelerador” del sistema nervioso. Participa en aprendizaje, memoria y plasticidad sináptica.
  • GABA (ácido γ-aminobutírico): principal neurotransmisor inhibitorio. Opera como el “freno”, estabilizando redes y evitando descargas excesivas.

La psicopatología moderna ha pasado de buscar una “sustancia culpable” a estudiar circuitos y equilibrios. No se trata solo de cuánto glutamato o GABA hay, sino de dónde y cuándo actúan, qué receptores se activan y cómo se ajustan los circuitos en regiones como amígdala, corteza prefrontal e hipocampo.

Glutamato, receptores y sinapsis: la base neurobiológica

Tipos de receptores de glutamato

El glutamato opera a través de receptores ionotrópicos (AMPA, NMDA y kainato) y metabotrópicos (mGluR). Los receptores de kainato (KARs, codificados por genes GRIK1–5) son especialmente interesantes porque modulan la liberación presináptica de glutamato y GABA y ajustan la excitabilidad neuronal con gran finura. Alteraciones en su expresión o función pueden desbalancear la señalización sináptica e impactar el comportamiento.

El equilibrio excitación–inhibición (E/I) y su relación con la conducta

La metáfora del acelerador (glutamato) y el freno (GABA) describe bien lo que ocurre en los circuitos cerebrales: pequeñas variaciones sostenidas en ese balance pueden cambiar el estado “emocional por defecto” y la reactividad ante el estrés. En la amígdala, por ejemplo, un ligero exceso de excitación o una inhibición insuficiente puede potenciar respuestas de miedo y ansiedad; en corteza prefrontal, puede afectar el control ejecutivo y la regulación social.

El estudio del CSIC que conectó glutamato y psicopatología

La pista genética: GRIK4 y duplicaciones cromosómicas

Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Miguel Hernández demostró que un incremento leve en la dosis del gen GRIK4 —que codifica el receptor de kainato GluK4— aumenta la afinidad presináptica y, con ello, la liberación de glutamato. El resultado es un desequilibrio E/I persistente que desajusta circuitos clave de la amígdala. En modelos murinos, esta alteración reprodujo comportamientos análogos a síntomas humanos: ansiedad, depresión y déficits sociales. De forma notable, al normalizar la dosis génica se revirtieron tanto cambios funcionales como conductuales.

Por qué es relevante: el hallazgo sugiere que diferentes trastornos (depresión, ansiedad, TEA, esquizofrenia, trastorno bipolar) podrían compartir un mecanismo fisiopatológico común: un exceso en la tasa de liberación de glutamato que rompe el equilibrio E/I, con manifestaciones que dependen del circuito afectado.

glutamato y psicopatología

Actualizaciones 2023–2025: del circuito a la clínica

Investigaciones posteriores han profundizado en qué neuronas y qué conexiones concretas de la amígdala participan en la ansiedad y la conducta social. En 2025, un trabajo del mismo entorno de investigación (UMH–CSIC) mostró que restablecer la excitabilidad en un grupo específico de neuronas de la amígdala basolateral basta para revertir en ratones comportamientos de ansiedad y alteraciones sociales, reforzando la idea de que pequeños ajustes del equilibrio E/I pueden tener efectos conductuales grandes.

¿Existe un “exceso de glutamato” transversal a varios trastornos?

Lo que dicen los metaanálisis con espectroscopía (1H-MRS)

Los estudios de espectroscopía por resonancia magnética (1H-MRS) permiten estimar in vivo niveles de glutamato, glutamina (y su compuesto combinado, Glx) y GABA en distintas regiones cerebrales. Una síntesis cuantitativa de 121 estudios (publicada en 2024) observó alteraciones convergentes en Glu/Glx y GABA a través de múltiples trastornos psiquiátricos, apoyando la hipótesis de mecanismos compartidos. Otros análisis reportan variabilidad regional: por ejemplo, incrementos tempranos de glutamato estriatal en esquizofrenia y patrones distintos en trastornos afectivos.

La conclusión práctica es doble: (1) hay señales de desequilibrios glutamatérgicos e inhibitorios comunes, pero (2) no son uniformes; dependen de la región, la etapa de la enfermedad y el tratamiento. Esta visión concilia el “eje común” con la heterogeneidad clínica.

Estrés, desarrollo y balance E/I

El estrés crónico y las adversidades tempranas pueden alterar el equilibrio E/I en circuitos fronto-límbicos (prefrontal–amígdala), modulando la vulnerabilidad a depresión y ansiedad. Estudios en 2023–2024 muestran que diferentes tipos de estrés aumentan la relación E/I en subregiones prefrontales, pero por mecanismos distintos; también se describen efectos diferenciales por sexo. Estos datos conectan el ambiente con la biología sináptica y la conducta.

Del laboratorio a la consulta: implicaciones clínicas

¿Qué significa para la evaluación?

En clínica, aún no “medimos” glutamato o GABA en el consultorio, pero entender el equilibrio E/I orienta la interpretación de síntomas. Por ejemplo:

  • Ansiedad persistente y reactividad al miedo: pueden espejar un circuito amigdalino con exceso de excitación o inhibición insuficiente.
  • Retraimiento social y dificultades ejecutivas: podrían relacionarse con desequilibrios prefrontales.
  • Alteraciones del estado de ánimo (MDD/BD): patrones glutamatérgicos heterogéneos sugieren subtipos biológicos, útiles para personalizar tratamientos.

Tratamientos: del receptor a la red

La farmacoterapia moderna ya explota el sistema glutamatérgico: ketamina/esketamina modulan NMDA y desencadenan cascadas de plasticidad sináptica con efecto antidepresivo rápido. Se investigan moduladores alostéricos de mGluR y estrategias dirigidas a receptores de kainato por su capacidad de afinar la liberación presináptica. En paralelo, tratamientos psicológicos (p. ej., exposición, TCC) pueden “reentrenar” circuitos (amígdala–prefrontal) y promover una recalibración funcional del equilibrio E/I mediante aprendizaje y plasticidad.

Una lectura integradora sugiere abordar la psicopatología como problemas de red: pequeñas intervenciones (farmacológicas, psicológicas, conductuales) repetidas y dirigidas podrían sumarse para restablecer la homeostasis.

Regiones clave: amígdala, corteza prefrontal e hipocampo

Amígdala: emoción, ansiedad y miedo

La amígdala basolateral (BLA) integra señales y las transmite a núcleos de salida que coordinan respuestas autonómicas y conductuales. Cambios modestos en la potencia sináptica (por mayor afinidad presináptica en KARs como GluK4) pueden desplazar el sistema hacia la hipersensibilidad al miedo/ansiedad. Evidencias recientes señalan neuronas y conexiones específicas cuya excitabilidad determina el fenotipo conductual; reequilibrarlas revierte comportamientos patológicos en modelos animales.

Corteza prefrontal: control, flexibilidad y regulación social

La corteza prefrontal medial se coordina con amígdala y núcleo accumbens para modular motivación y regulación emocional. Alteraciones en la relación E/I aquí se asocian con rígidez cognitiva, impulsividad y dificultades sociales. Durante el desarrollo, estos circuitos son especialmente sensibles a estrés y experiencias tempranas, lo que puede dejar “huellas” que cambian la trayectoria de riesgo.

Hipocampo: memoria, contexto y orientación

El hipocampo contribuye a memoria episódica y contextualización del miedo. Receptores de kainato (como los codificados por GRIK1/4) ajustan el flujo de información a través del circuito trisimpático. Cambios en la señalización glutamatérgica pueden afectar tanto la formación de recuerdos como la regulación del miedo condicionado, con implicaciones para TEPT y ansiedad.

Hipocampo: memoria, contexto y orientación

Preguntas frecuentes (FAQs)

1) ¿El “exceso de glutamato” explica por sí solo la depresión, ansiedad o el autismo?

No por sí solo. Es más acertado hablar de desequilibrio E/I a través de circuitos. En algunos trastornos y regiones se observa mayor señal glutamatérgica, en otros menor, y a veces varía con la etapa del trastorno. La evidencia actual sugiere mecanismos comunes pero con patrones regionales específicos.

2) ¿Por qué los resultados de estudios pueden parecer contradictorios?

Porque el cerebro no es homogéneo. Diferentes regiones, cohortes, momentos del curso clínico y tratamientos influyen. Los metaanálisis de 2023–2024 destacan variabilidad y diferencias regionales más que un único patrón universal.

3) ¿Qué aportan los receptores de kainato (GRIK) a esta historia?

Los KARs son reguladores finos de la liberación presináptica. Cambios modestos en su dosis (p. ej., GRIK4) pueden potenciar la excitación, alterar la dinámica de la amígdala y modificar conducta. Lo importante es que ajustes pequeños pueden tener grandes efectos si afectan puntos estratégicos del circuito.

4) ¿Se puede “medir” mi glutamato o GABA para diagnosticarme?

Hoy no existe una prueba clínica rutinaria que lo haga de manera útil y accesible. La 1H-MRS es sobre todo una herramienta de investigación. El diagnóstico sigue siendo clínico, apoyado por la historia, la evaluación psicológica y, cuando corresponde, neuroimagen.

5) ¿Qué tratamientos se benefician de esta comprensión?

Además de terapias psicológicas con base en aprendizaje (que reentrenan circuitos), fármacos que modulan NMDA, mGluR o potencialmente KARs son líneas actuales o emergentes. El enfoque ideal es multimodal: estilo de vida, psicoterapia, farmacoterapia y psicoeducación.

6) ¿Esto cambia cómo debo entender mi diagnóstico?

Ayuda a pasar de etiquetas rígidas a perfiles de circuito. Dos personas con “ansiedad” pueden tener mecanismos distintos; por eso algunos tratamientos funcionan para unos y no para otros. La medicina de precisión busca identificar qué circuito ajustar en cada caso.

Claves prácticas para estudiantes y profesionales

Mapea el circuito, no solo el síntoma

Al estudiar un caso, pregúntate: ¿amígdala hiperreactiva? ¿control prefrontal insuficiente? ¿hipocampo que no contextualiza? Esta “curiosidad de circuito” guía hipótesis más útiles para la intervención.

Integra niveles: gen, sinapsis y conducta

Aprender a conectar genética (p. ej., dosis de GRIK), sinapsis (afinidad presináptica, plasticidad) y conducta (ansiedad, sociabilidad) fomenta un pensamiento clínico más afinado.

Evita el “todo es glutamato”

El glutamato es central, pero el GABA, la dopamina, la serotonina y la neuroinflamación también importan. El cerebro es un sistema dinámico; los tratamientos efectivos suelen combinar múltiples palancas.

Consejo adicional

Incluye en tus búsquedas académicas tanto “neurotransmisores” (correcto) como la variante común “neurotrasmisores” (con una sola n) para localizar recursos en español indexados con esa ortografía.

Enlaces y recursos recomendados

Para profundizar en la neurociencia del glutamato y su papel en psicopatología, puedes revisar este artículo de Cell Reports sobre GRIK4 (inglés), que inspiró parte de este resumen.

Únete a nuestra comunidad: comenta, comparte y recibe novedades en Facebook. ¡Tu participación enriquece el aprendizaje colectivo!

Conclusión

La evidencia actual en neurociencia y psicología converge en una idea potente: la psicopatología emerge con frecuencia de alteraciones sutiles pero mantenidas del equilibrio excitación–inhibición en circuitos concretos. El glutamato y los receptores de kainato (p. ej., GRIK4) desempeñan un papel central, y los cambios en su dosis o afinidad pueden desencadenar cascadas de plasticidad que alteran la emoción y la conducta. Al mismo tiempo, los metaanálisis más recientes invitan a evitar simplificaciones: los patrones son región-dependientes, dinámicos y modulados por estrés, desarrollo y tratamiento. Integrar esta visión —del gen a la red— favorece una intervención más precisa, humana y efectiva.

¿Quieres aprender con nosotros cada semana? Súmate a la conversación en nuestra fanpage: facebook.com/estudiandopsicologia.info. ¡Te esperamos!

About the author

Lic. Luis Lira Merlo
Psicólogo social, conferencista y docente.

31 comentarios

  1. Anónimo
    Comentario de prueba
  2. Anónimo
    El equilibrio entre excitación e inhibición en el cerebro, regulado principalmente por el glutámato y el gaba, es esencial para el funcionamiento mental saludable. En el documento que leí se muestra como pequeñas alteraciones en el balance, especialmente relacionadas con el gen GRIK4 y los receptores de Kainato, pueden generar desequilibrios en circuitos claves como la amígdala y la corteza prefrontal vinculados a trastornos como ansiedad, depresión y autismo. Esta perspectiva ayuda a entender que no hay una única causa, sino microdesbalances específicos que afectan diferentes regiones y funciones cerebrales.
    1. Daniela Samia Gonzalez Garcia
      Además del papel de los neurotransmisores, es fundamental entender cómo el estrés crónico y las adversidades en etapas tempranas de la vida afectan el equilibrio entre excitación e inhibición en circuitos cerebrales como el fronto‐límbico (prefrontal y amígdala). Estas experiencias pueden modificar la vulnerabilidad a trastornos como la depresión y la ansiedad, dejando “huellas” duraderas en la función cerebral. Esto resalta la importancia de no solo considerar factores biológicos, sino también ambientales y de vida en el desarrollo y tratamiento de los trastornos mentales.
    2. Anónimo
      Puedo agregar que estos microdesbalances en la señalización excitatoria e inhibitoria puede alterar la comunicación entre neuronas, dificultando la regulación emocional y el procesamiento cognitivo, Además la interacción entre factores genéticos como GRIK4 y el ambiente puede potenciar estas alteraciones.
  3. Daniela Gonzalez
    En cuanto a los mecanismos celulares y moleculares, los receptores de kainato, especialmente los subtipos GRIK1 y GRIK4, ubicados en el hipocampo, regulan el flujo de información dentro del circuito trisimpático (un circuito neuronal implicado en la formación y recuperación de memoria). Estos receptores glutamatérgicos modulan la excitabilidad neuronal y, por tanto, la señalización dentro de este circuito.

    Las alteraciones en la señalización glutamatérgica, que incluyen la función de los receptores de kainato, pueden influir notablemente en dos procesos importantes: la formación y consolidación de recuerdos, y la regulación del miedo condicionado. Estas disfunciones tienen un impacto relevante en trastornos neuropsiquiátricos, como el Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) y otros trastornos de ansiedad, donde la memoria del miedo y su contextualización están alteradas.
    1. Chirlex Xiomara Rivera
      Me parece muy relevante cómo explica el papel de los receptores de kainato en la modulación del circuito trisimpático y su relación con la memoria y el miedo condicionado. Quisiera agregar que estas alteraciones en la señalización glutamatérgica no solo afectan la formación de recuerdos, sino que pueden perpetuar estados emocionales desadaptativos como la ansiedad crónica, al dificultar la correcta contextualización del miedo.
    2. Eimy Gabriela Chavarría.
      Eimy Gabriela Chavarría.
      Un dato poco mencionado es que los receptores de kainato también influyen en la plasticidad sináptica heterotópica, es decir, la capacidad de una neurona de ajustar sus conexiones dependiendo del contexto de otras neuronas cercanas, no solo de su propia actividad. Esto significa que pequeñas variaciones en la función de GRIK1 o GRIK4 pueden modular cómo se integran y priorizan los recuerdos de miedo, explicando por qué algunas personas desarrollan recuerdos traumáticos persistentes mientras que otras no, incluso con experiencias similares.
  4. Eimy Gabriela Chavarría.
    Eimy Gabriela Chavarría.
    La amígdala es la parte del cerebro que regula el miedo y la ansiedad. Cuando hay demasiado glutamato (que “acelera”) o muy poco GABA (que “frena”), la amígdala se vuelve hiperactiva y la persona puede reaccionar con miedo o ansiedad ante situaciones normales, como hablar en público, recibir críticas o incluso cruzar la calle ante un sonido inesperado. El estrés crónico, las experiencias difíciles en la infancia o la falta de apoyo social pueden empeorar este desequilibrio, haciendo que la amígdala esté más sensible y la corteza prefrontal tenga menos control sobre las emociones. La buena noticia es que terapias psicológicas, como la exposición gradual o la terapia cognitivo-conductual, ayudan a “reprogramar” estos circuitos, fortaleciendo el control de la corteza prefrontal sobre la amígdala y reduciendo la hiperreactividad. Además, estudios muestran que cambios pequeños en receptores específicos, como los de kainato (GluK4), también pueden revertir la hiperexcitación, lo que demuestra que los problemas emocionales no son siempre causados por un desorden químico general, sino por microdesbalances en circuitos específicos del cerebro, y que con intervención adecuada es posible recuperar un equilibrio saludable en las emociones y la conducta.
    1. Eimy Gabriela Chavarría.
      Eimy Gabriela Chavarría.
      Lo que demuestra que los problemas emocionales no son siempre causados por un desorden químico general, sino por microdesbalances en circuitos específicos del cerebro, y que con intervención adecuada es posible recuperar un equilibrio saludable en las emociones y la conducta.
    2. Joharis romero
      Me parece que tu comentario refleja muy bien la relación entre el desequilibrio glutamato–GABA y la hiperreactividad de la amígdala en ansiedad, y lo explicas con ejemplos cotidianos que facilitan la comprensión. Además, conectas de manera acertada la biología con la intervención psicológica. Como complemento, a la luz de la guía de lectura, podrías integrar el papel de los receptores de kainato (como GluK4), ya que los estudios recientes muestran que incluso variaciones pequeñas en su expresión pueden alterar el balance excitación-inhibición en la amígdala y generar conductas ansiosas o depresivas. Esto enriquece tu reflexión porque refuerza la idea de que no solo el “exceso de glutamato” explica la ansiedad, sino que existen microdesbalances en circuitos específicos, los cuales pueden revertirse tanto con moduladores farmacológicos como con terapias psicológicas que promuevan plasticidad adaptativa.
    3. David montoya
      David montoya
      Estoy de acuerdo con lo que mencionan. Me pareció muy interesante sobre los microdesbalances, porque justo la guía resalta que no es un problema global sino de circuitos concretos. Y lo que añaden sobre los receptores de kainato me ayudó a entender mejor cómo incluso un cambio pequeño en algo como el GluK4 puede afectar la amígdala y generar síntomas. Creo que esto confirma que los tratamientos tienen que ser integrales, desde lo biológico hasta lo psicológico.
  5. Hariel Ferrufino
    El equilibrio entre excitación e inhibición en el cerebro no depende solo de glutamato y GABA, sino también de la acción de interneuronas específicas, la plasticidad sináptica y factores como la neuroinflamación y la epigenética. El estrés crónico y las experiencias tempranas adversas pueden dejar huellas duraderas en circuitos, alterando el balance y aumentando la vulnerabilidad a trastornos como ansiedad, depresión o autismo. Comprender estos procesos desde una perspectiva integradora que une biología, ambiente y experiencia permite explicar mejor la complejidad de los trastornos mentales y orientar intervenciones más efectivas tanto farmacológicas como psicológicas.
    1. Lorelis Barrera.
      Excelente aporte, solo agrego que el
      glutamato es el principal neurotransmisor que activa las neuronas y favorece el aprendizaje mientras que el GABA es el que calma y regula esa actividad , Si este equilibrio se altera por estrés, genética o experiencias tempranas, aumenta el riesgo de ansiedad, depresión o autismo como ya lo habías mencionado por eso es clave estudiar cómo trabajan juntos en distintos circuitos para mejorar los tratamientos.
    2. Anónimo
      Claro el aporte ya dado es muy sólido y preciso para completar y enriquecer aún más la información podría me clonar algunos puntos clave adicionales que incluyen aspectos moleculares, celulares y contextuales.

      1- Diversidad de interneuronas y rol específico.
      2- Plasticidad homeostática.
      3- Influencia del sistema inmune y la neuroinflamación .
      4- Rol de eje Hipotálamo-Hipófiso-Adrenal (HHA).
      5- Interacción con factores epigenéticos.
      6- Redes neuronales y dinámica oscilatpria.
      7- Implicaciones terapéuticas novedosas.
    3. Anónimo
      El equilibrio entre excitación e inhibición en el cerebro funciona como si fuera un sistema de control: el glutamato "enciende" la actividad neuronal y el GABA la "modera". Cuando este
      balance se rompe, incluso un poco, puede cambiar nuestra forma de sentir y actuar. Por ejemplo,si en la amígdala hay demasiada activación, se pueden intensificar las respuestas de miedo o ansiedad. Si ocurre en la corteza prefrontal, que organiza y regula
      nuestra conducta, puede disminuir el
      autocontrol y afectar la manera en que nos relacionamos con los demás.
  6. Martha Cruz
    El equilibrio entre excitación e inhibición (E/I) en el cerebro mediado por neurotransmisores como el glutamato (excitatorio) y el gaba (inhibitorio), es fundamental para el correcto funcionamiento cerebral y su alteración esta vinculada a diversos trastornos psicológicos.
    El glutamato es el principal neurotransmisor excitatorio en el sistema nervioso central regular y la excitabilidad así como procesos cognitivos como la memoria y el aprendizaje. Por otro lado el GABA es el neurotransmisor inhibitorio más potente actuando como freno para la actividad excesiva neuronal y es clave en la regulación del humos y emociones.
    Cuando este equilibrio E/I se rompe puede generarse un aumento persistente de la actividad excitatoria o una reducción de la inhibición lo que conduce a síntomas en trastornos como ansiedad, depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar.
    1. Suah Romero
      Muy de acuerdo contigo, es nteresante cómo el equilibrio entre excitación e inhibición en el cerebro afecta nuestra salud mental. El glutamato activa la actividad neuronal y ayuda en procesos como la memoria y el aprendizaje, mientras que el GABA actúa como freno, regulando emociones y evitando la sobreexcitación. Cuando este balance se rompe, puede aparecer ansiedad, depresión, esquizofrenia o trastorno bipolar. Por eso es importante que los tratamientos combinen estrategias farmacológicas, terapias psicológicas y cambios en el estilo de vida para restaurar este equilibrio y mejorar el bienestar.
    2. David montoya
      David montoya
      Tienes mucha razón, Justo explica que este desequilibrio no siempre afecta todo el cerebro, sino que depende del circuito, como la amígdala o la corteza prefrontal. Eso me ayudó a entender por qué dos personas con el mismo diagnóstico pueden mostrar síntomas tan distintos. Y sí, creo que lo más importante es lo que mencionas: combinar medicamentos, terapia y hábitos de vida, porque cada cosa aporta un poco para que el cerebro recupere su balance.
    3. Ester Martinez
      Un ejemplo clínico de esta alteración del equilibrio E/I se observa en un paciente de 28 años con trastorno bipolar tipo I. Durante una fase maníaca, los estudios de neuroimagen mostraron niveles elevados de glutamato en la corteza prefrontal y la amígdala, lo que coincidía con síntomas de impulsividad, disminución de la necesidad de sueño y verborrea constante. En fases depresivas, en cambio, se detectaron niveles reducidos de glutamato y actividad inhibitoria alterada por déficit de GABA, lo que se relacionaba con apatía, lentitud cognitiva y anhedonia. Este caso ilustra cómo el desajuste dinámico entre excitación e inhibición, mediado por glutamato y GABA en circuitos emocionales clave, puede explicar la oscilación clínica de un mismo paciente.
  7. Anónimo

    Me parece fundamental la idea de que muchos trastornos no se explican por un único “exceso de glutamato”, sino por microdesbalances localizados en circuitos específicos. Esto ayuda a entender por qué la ansiedad puede vincularse a una amígdala hiperexcitada, mientras que los déficits sociales podrían tener más relación con un mal equilibrio E/I en la corteza prefrontal. Además, el hecho de que la normalización de la dosis de GRIK4 en modelos murinos revierta los síntomas sugiere que incluso pequeños ajustes neurobiológicos pueden tener un impacto clínico enorme. Esto plantea un horizonte esperanzador para terapias de precisión, donde moduladores específicos de receptores glutamatérgicos se combinen con psicoterapia para “reentrenar” la plasticidad sináptica de los circuitos afectados.
    1. Joharis romero
      Un aspecto que me llamó mucho la atención es cómo el documento subraya la importancia de “mapear circuitos y no solo síntomas”. Muchas veces en psicopatología se tiende a buscar un diagnóstico global, pero la evidencia del equilibrio excitación-inhibición (E/I) muestra que la localización del desbalance cambia radicalmente la expresión clínica. Por ejemplo, un desajuste en el hipocampo puede relacionarse con problemas de memoria y TEPT, mientras que en la corteza prefrontal puede generar impulsividad y dificultades sociales. Esto invita a replantearnos los diagnósticos tradicionales hacia perfiles más personalizados, donde la terapia farmacológica y psicológica se dirijan a restaurar la dinámica de los circuitos implicados, más que a encasillar en etiquetas generales.
  8. Anónimo
    Me parece interesante como miramos la configuración de nuestro cerebro como una serie de circuitos y como las alteraciones del GABA y GLUTAMATO pueden afectar de manera significativa el estado de una persona. Por ejemplo alguien con trastorno de ansiedad puede estar pasando por un exceso de glutamato o una baja inhibición de el. Me pareció interesante que el TEA, haya aparecido en ests explicación ya que muchas personas me han preguntado las causas de este.
    ChatGPT dijo:
    Claro, aquí tienes tu texto más fluido, formal y con un matiz más preciso:

    Me resulta interesante cómo concebimos el funcionamiento de nuestro cerebro como una red de circuitos interconectados, y cómo las alteraciones en neurotransmisores como el GABA y el glutamato pueden influir de manera significativa en el estado mental y emocional de una persona. Por ejemplo, en los trastornos de ansiedad, se ha observado que un exceso de actividad glutamatérgica o una disminución en la inhibición mediada por GABA puede contribuir a la sintomatología. También me llamó la atención que se mencionara el Trastorno del Espectro Autista (TEA) dentro de esta explicación, ya que con frecuencia surgen preguntas sobre las posibles causas de esta condición y cómo los desequilibrios neuroquímicos podrían formar parte de su comprensión.
    1. Ana Iris Meza Castillo
      Me parece impresionante cómo la psicología moderna ya no se enfoca solo en el ‘desequilibrio químico’ general, sino en el contexto específico en el que actúan neurotransmisores como el glutamato y el GABA. La idea del equilibrio entre excitación e inhibición como base de muchos trastornos emocionales y conductuales hace pensar en lo delicado que es el sistema nervioso. El estudio del CSIC muestra que pequeñas alteraciones genéticas pueden tener un gran impacto en la conducta, lo que abre puertas para terapias más precisas y personalizadas.
  9. David montoya
    algo tan pequeño como un desbalance entre glutamato y GABA, pueda tener tanto impacto en la conducta. Yo siempre había escuchado que la depresión o la ansiedad eran por falta de serotonina, pero aquí entendí que el equilibrio excitación–inhibición explica mucho mejor cómo aparecen los síntomas. El ejemplo del gen GRIK4 me pareció súper interesante, porque muestra que hasta un leve aumento en la excitación de la amígdala puede generar ansiedad y depresión.
    1. Ester Martinez
      Correcto. Por ejemplo una mujer de 32 años con trastorno de ansiedad generalizada que no respondió a los antidepresivos convencionales dirigidos a la serotonina. Estudios de espectroscopía (¹H-MRS) mostraron en su caso un aumento en la actividad glutamatérgica y una reducción de GABA en la amígdala, lo que explicaba su estado de hipervigilancia constante y la dificultad para “apagar” la respuesta de miedo. Cuando se probó un tratamiento experimental con un modulador glutamatérgico, su sintomatología disminuyó notablemente. Este caso confirma que, más allá de la serotonina, un desbalance E/I en la amígdala puede ser el verdadero motor de síntomas ansiosos y depresivos.
  10. Anónimo
    Prueb


    Me parece fascinante cómo el equilibrio entre glutamato y GABA puede explicar tantas diferencias clínicas en bipolaridad, ansiedad y TEA. Ver al glutamato como “acelerador” y al GABA como “freno” ayuda a entender que no se trata solo de exceso o déficit, sino de cómo interactúan en regiones sensibles como la amígdala. En el trastorno bipolar, el desbalance dinámico explica los cambios bruscos de estado de ánimo. En el TEA, el exceso de excitación neuronal ayuda a comprender la hipersensibilidad sensorial y las dificultades sociales. En la ansiedad, la amígdala sobreactivada muestra por qué el miedo se vuelve tan intenso y difícil de controlar. Lo interesante es que no son “fallas aisladas”, sino desequilibrios de redes completas. Esto abre la puerta a tratamientos más específicos, no solo farmacológicos, sino también terapias que modulen estos circuitos.

  11. Ester Martinez
    Me parece fascinante cómo el equilibrio entre glutamato y GABA puede explicar tantas diferencias clínicas en bipolaridad, ansiedad y TEA. Ver al glutamato como “acelerador” y al GABA como “freno” ayuda a entender que no se trata solo de exceso o déficit, sino de cómo interactúan en regiones sensibles como la amígdala. En el trastorno bipolar, el desbalance dinámico explica los cambios bruscos de estado de ánimo. En el TEA, el exceso de excitación neuronal ayuda a comprender la hipersensibilidad sensorial y las dificultades sociales. En la ansiedad, la amígdala sobreactivada muestra por qué el miedo se vuelve tan intenso y difícil de controlar. Lo interesante es que no son “fallas aisladas”, sino desequilibrios de redes completas. Esto abre la puerta a tratamientos más específicos, no solo farmacológicos, sino también terapias que modulen estos circuitos.
deja tu comentario que nos ayuda a mejorar.